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lunes, 4 de marzo de 2013

Y renuncia

No voy a zambullirme en exceso en polémicas. Vamos, que ya meto un poco las piernecitas en ellas. Pero tal vez no quiero más mojarme, por ahora. El caso es que ésta mañana he oído algo que me ha hecho pensar.
Ya saben ustedes que desde el pasado día veintiocho en todo el orbe de la cristiandad estamos como huérfanos después de hacerse efectiva la renuncia del Papa.
Y digo renuncia, que aunque lo clásico en este caso ha sido siempre que el primado de la Iglesia Católica aceptara el cargo hasta que la muerte nos separe, esta vez ha sido distinto.
Qué hay detrás de una renuncia de este calibre, no lo sé. Y no me negaréis, creyentes y no creyentes, que una renuncia así tiene cierto calibre. Y por esto, porque no quiero entrar en qué puede haber detrás, es por lo que recordaba que no soy mucho de hacer polémica salvo que me la sirvan en bandeja. Y no es éste el caso.
A lo que voy, dejando atrás posibles intrigas y tejemanejes de la curia, es a que este suceso, esta decisión del pontífice, desde que la conocí, me ha hecho pensar.
Pensar en que, de buenos o de malos, de blancos o azules, de unos u otros, esta figura es la de un líder mundial. Y renuncia.
Que en el mundo en que se mueve, que este hombre diga que no puede afrontar el trabajo que le espera es inusual. Y renuncia.
Que en esta historia que nos toca vivir, no es corriente que un personaje de la vida pública admita que ha sentido la debilidad. Y él, renuncia.

Y esto pensaba. Que aun cuando podamos tener discrepancias creyentes y no creyentes, hay una cosa que para mi salta a la vista por encima de otras cuestiones. Que nos parece todo este tema muy digno, muy ejemplarizante, venerable, porque no estamos acostumbrados a que suceda. No hay presidentes de la república, ministros, políticos, grandes empresarios, lideres, en definitiva, de unas u otras tintas, que decidan echarse a un lado porque creen que ya no pueden más. Que otro lo puede continuar con más fuerza.
No creo que el ahora Papa emérito sea perfecto. No lo creo, no porque esté en desacuerdo con él sino porque es persona, como todos. Pero sí creo que es una decisión perfecta la que ha tomado; Dejar sentir la humanidad en su ser y contárselo a los demás. No aferrarse a lo que uno ya no puede sostener con sus manos. Mostrar con o sin miedo dentro de uno que en efecto uno es más pequeño de lo que la lupa de los medios hace creer. Y esto es como pisar tierra sagrada.