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lunes, 20 de febrero de 2012

¿Para cuándo el siguiente?

Preguntóme un anónimo internauta. Refiriéndose, supongo, a cuándo yo complacería a mi extensa feligresía, con una nueva entrada en este inopinado blog.
 Y aquí está. Ya existe. Ya tenemos. Hoy sale fresca y gratuita, la nueva entrada que alguien (“alguien”, pues se anonimó por voluntad propia) estaba esperando.

Desde aquel fatídico veintiocho de octubre en que publiqué por última vez en este mismo lugar (por eso lo califico de fatídico) ha habido entre las teclas y yo un extraño desencuentro. Así que hasta esta otra orilla -la de este día glorioso, en que vuelvo- me han traído las olas, las mareas de mi vida.

Pensaréis, estimados contertulios, que la desgana, la falta de fuerza de voluntad o la extinción de mis musas, me han impedido acercarme aquí a dejar siquiera unas gotas de mi vida. Pero nada más lejos. Cada día -casi cada día- lamentaba no volver por fin a estas letras que son para mi como Ítaca para Odiseo. (léanlo, es muy bonito)

Y es que en este “ratito” que no he podido dedicar mi tiempo a escribir, ha sido un ratito de grandes, grandes novedades. Y todas esas novedades -todas esas aventuras- han sido las que me han llevado por los mares de un descubrimiento en otro. Esas aventuras son cosas que algunos de los que leen sabrán. Pero como no soy amigo de hacer aquí un “querido diario”, esas cosas me las quedo para la vida de carne y hueso.

Pero ha habido otras cosas, que son de todos. Que en mi país ha habido un cambio de (Des)gobierno. Al día siguiente de que se hiciera realidad, quise contaros algo... que el tiempo ha vaciado de frescura.

También para todos ha muerto en estos meses gente de esa que al volver al polvo nos deja un poco como una sensación de orfandad, rara de sentir. Piensen, piensen en estos últimos meses como ha habido algo de eso. Siempre lo hay.

Y hemos empezado de nuevo un año. Uno que, dicen los que dicen que saben, va a ser tan flaco como el anterior. Económicamente flaco, digo. Pero bueno, y ya para acabar, digo yo que no estará de más quitarnos esas lorzas que nos sobran si alguien (los del sur) que está aún más y más flaco que nosotros los del norte entra un poquito en carnes, que no estaría mal.

1 comentario:

  1. Creo que fuí yo, el anónimo, ahora ya se como hacer un comentario y poner mi nombre, y lo vuelvo a hacer, si puedes no lo dejes, nunca, pero siempre hay cosas, que solo tu diario sabe, que son mas interesantes que escribir este blog, asínes...

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